Conoce la intención de oración del Papa Francisco para septiembre de 2021


Para el mes de setiembre de 2021, el Papa Francisco anima a los fieles a unirse a su intención de oración para pedir por un “estilo de vida ecosostenible”.

El Santo Padre pidió rezar “para que todos tomemos decisiones valientes a favor de un estilo de vida sobrio y ecosostenible, alegrándonos por los jóvenes que están comprometidos con él”.

En diversas ocasiones, el Pontífice ha advertido la importancia de cuidar el medio ambiente, “la casa común”. En 2019, el Papa Francisco alentó a los gobernantes del mundo a luchar contra el cambio climático por el bien de la humanidad.

Tras el evento en el Vaticano “Cambio climático y nueva evidencia de la ciencia, la ingeniería y la política”, organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias, el Santo Padre señaló a los ministros de Economía presentes que esperaba su “decisiva acción por el bien de toda la humanidad”.

El Pontífice pidió trabajar para no seguir con “actividades que están destruyendo nuestro planeta” y resaltó la necesidad de actuar “con prudencia y responsabilidad en nuestras economías para salir al encuentro de las necesidades humanas, para promover la dignidad humana”.

Sobre las intenciones de oración

Cada mes, el Papa Francisco pide a la Iglesia que se sume a él en oración por una intención concreta. Se trata de una Red Mundial de Oración impulsada por la Red de Apostolado de Oración del Papa, dirigida por el P. Frédéric Fornos.

En una entrevista a L’Osservatore Romano (LOR) en febrero de 2019, el P. Fornos señaló que en las intenciones de oración del Pontífice “encontramos un eco en los desafíos para el mundo”.

En el sitio web de la Red Mundial de Oración se explica que la intención de oración mensual “es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en ‘gestos concretos’, es una brújula para una misión de compasión por el mundo”.

En este año 2021, el Papa Francisco ha pedido rezar por la fraternidad humana (enero), por las víctimas de la violencia contra la mujer (febrero), por el sacramento de la reconciliación (marzo), por los derechos fundamentales (abril), por el mundo de las finanzas (mayo), por la belleza del matrimonio (junio), por la amistad social (julio) y por la Iglesia (agosto).

5 consejos del Papa Francisco para ser un buen padre

Francisco asegura que un padre no debe "vanagloriarse" de que su hijo sea como él, sino alegrarse cuando éste "aprenda de la rectitud y la sensatez".

"Esto será la mejor herencia que podrá transmitir al hijo y se sentirá henchido de gozo cuando vea que lo ha recibido y aprovechado”, acotó.
2. Educar con cariño

“El padre trata de enseñarle lo que el hijo aún no sabe: corregir los errores que aún no ve, orientar su corazón, protegerlo en el desánimo y la dificultad. Todo ello con cercanía, con dulzura y con una firmeza que no humilla”, precisa el Santo Padre.
3. Acompañar con paciencia

El Papa pide un acompañamiento constante, es decir, "estar presente en la familia, compartir los gozos y las penas con la mujer, acompañar a los chicos a medida que van creciendo".

"La parábola evangélica del Hijo pródigo nos muestra al padre que espera en la puerta de casa el retorno del hijo que se equivocó. Sabe esperar, sabe perdonar, sabe corregir. También hoy los hijos al volver a casa con sus fracasos necesitan a un padre que los espere, que los proteja, los anime, les enseñe cómo seguir por el buen camino. A veces tiene que castigarlo, pero nunca le da una bofetada en la cara", continúa Francisco.
4. Orar con confianza

“Muchas veces no admitirán los fracasos, los hijos, pero necesitan del padre como todos necesitamos acudir al único Padre Bueno, como dice el Evangelio, el Padre nuestro que está en los cielos”, indicó el Papa, haciendo alusión al diálogo con Dios a través de la oración.
5. Seguir a San José

Finalmente, el Santo Padre resaltó la importancia de pedir "al Señor que nunca falte en las familias la presencia de un buen padre, que sea mediador y custodio de la fe en la bondad, en la justicia y la protección de Dios, como lo fue San José”.

PAPA FRANCISCO: PARA SER UN BUEN PADRE, LO PRIMERO ES ESTAR PRESENTE EN LA FAMILIAPosted by News.va Español on Miércoles, 4 de febrero de 2015

Papa Francisco afirma que tras la pandemia ha llegado el momento de eliminar desigualdades

El Papa Francisco afirmó que, una vez se supere la pandemia de coronavirus, “ha llegado el momento de eliminar las desigualdades, de curar la injusticia que está minando la salud de toda la familia humana”.

Así lo afirmó este jueves 17 de junio en un mensaje de video enviado a la Conferencia Internacional del Trabajo.

El Santo Padre se refirió a los efectos, todavía persistentes, de la crisis desatada por la pandemia de coronavirus, y llamó a ejerce “un especial cuidado del bien común” para contrarrestarlos.

“Muchos de los trastornos posibles y previstos aún no se han manifestado, por lo tanto, se requerirán decisiones cuidadosas. La disminución de las horas de trabajo en los últimos años se ha traducido tanto en pérdidas de empleo como en una reducción de la jornada laboral de los que conservan su trabajo. Muchos servicios públicos, así como empresas, se han enfrentado a tremendas dificultades, algunos corriendo el riesgo de quiebra total o parcial. En todo el mundo, hemos observado una pérdida de empleo sin precedentes en 2020”, lamentó.

Sobre el contexto económico y social que se abrirá en el período “Esta exclusión complica la detección temprana, la realización de pruebas, el diagnóstico, el rastreo de contactos y la búsqueda de atención médica por el COVID-19 para los refugiados y los migrantes y, por lo tanto, aumenta el riesgo de que se produzcan brotes entre esas poblaciones. Dichos brotes pueden no ser controlados o incluso ocultarse activamente, lo que constituye una amenaza adicional a la salud pública”.

En definitiva, “la falta de medidas de protección social frente al impacto del COVID-19 ha provocado un aumento de la pobreza, el desempleo, el subempleo, el incremento de la informalidad del trabajo, el retraso en la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, que esto es muy grave, el aumento del trabajo infantil, más grave aún, la vulnerabilidad al tráfico de personas, la inseguridad alimentaria y una mayor exposición a la infección entre poblaciones como los enfermos y los ancianos”.

En su mensaje, el Pontífice lamentó que “la crisis del COVID ya ha afectado a los más vulnerables y ellos no deberían verse afectados negativamente por las medidas para acelerar una recuperación que se centra únicamente en los marcadores económicos”.

Al afrontar los efectos de la pandemia, señaló el Papa, “deberíamos prestar especial atención al peligro real de olvidar a los que han quedado atrás. Corren el riesgo de ser atacados por un virus peor aún del COVID-19: el de la indiferencia egoísta”.

En ese sentido, aseveró que “nadie debería ser dejado de lado en un diálogo por el bien común, cuyo objetivo es, sobre todo, construir, consolidar la paz y la confianza entre todos”.

En el ámbito interreligioso, explicó que “también es esencial que todas las confesiones y comunidades religiosas se comprometan juntas. La Iglesia tiene una larga experiencia en la participación en estos diálogos a través de sus comunidades locales, movimientos populares y organizaciones, y se ofrece al mundo como constructora de puentes para ayudar a crear las condiciones de este diálogo o, cuando sea apropiado, ayudar a facilitarlo”.

Asimismo, destacó la importancia de los servicios públicos como herramienta para combatir crisis como la del COVID 19: “En tiempos de emergencia, como la pandemia de COVID-19, se requieren medidas especiales de asistencia. Una atención especial a la prestación integral y eficaz de asistencia a través de los servicios públicos también es importante. Los sistemas de protección social han sido llamados a afrontar muchos de los desafíos de la crisis, al mismo tiempo que sus puntos débiles se han hecho más evidentes”.

Insistió en que “debe garantizarse la protección de los trabajadores y de los más vulnerables mediante el respeto de sus derechos esenciales, incluido el derecho de la sindicalización”.

“Mirando al futuro, es fundamental que la Iglesia, y por tanto la acción de la Santa Sede con la Organización Internacional del Trabajo, apoye medidas que corrijan situaciones injustas o incorrectas que afectan a las relaciones laborales, haciéndolas completamente subyugadas a la idea de ‘exclusión’, o violando los derechos fundamentales de los trabajadores”.

Afirmó que “la Santa Sede apoya una regulación uniforme aplicable al trabajo en todos sus diferentes aspectos, como garantía para los trabajadores”.


“Esta exclusión complica la detección temprana, la realización de pruebas, el diagnóstico, el rastreo de contactos y la búsqueda de atención médica por el COVID-19 para los refugiados y los migrantes y, por lo tanto, aumenta el riesgo de que se produzcan brotes entre esas poblaciones. Dichos brotes pueden no ser controlados o incluso ocultarse activamente, lo que constituye una amenaza adicional a la salud pública”.

En definitiva, “la falta de medidas de protección social frente al impacto del COVID-19 ha provocado un aumento de la pobreza, el desempleo, el subempleo, el incremento de la informalidad del trabajo, el retraso en la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, que esto es muy grave, el aumento del trabajo infantil, más grave aún, la vulnerabilidad al tráfico de personas, la inseguridad alimentaria y una mayor exposición a la infección entre poblaciones como los enfermos y los ancianos”.

En su mensaje, el Pontífice lamentó que “la crisis del COVID ya ha afectado a los más vulnerables y ellos no deberían verse afectados negativamente por las medidas para acelerar una recuperación que se centra únicamente en los marcadores económicos”.

Al afrontar los efectos de la pandemia, señaló el Papa, “deberíamos prestar especial atención al peligro real de olvidar a los que han quedado atrás. Corren el riesgo de ser atacados por un virus peor aún del COVID-19: el de la indiferencia egoísta”.

En ese sentido, aseveró que “nadie debería ser dejado de lado en un diálogo por el bien común, cuyo objetivo es, sobre todo, construir, consolidar la paz y la confianza entre todos”.

En el ámbito interreligioso, explicó que “también es esencial que todas las confesiones y comunidades religiosas se comprometan juntas. La Iglesia tiene una larga experiencia en la participación en estos diálogos a través de sus comunidades locales, movimientos populares y organizaciones, y se ofrece al mundo como constructora de puentes para ayudar a crear las condiciones de este diálogo o, cuando sea apropiado, ayudar a facilitarlo”.

Asimismo, destacó la importancia de los servicios públicos como herramienta para combatir crisis como la del COVID 19: “En tiempos de emergencia, como la pandemia de COVID-19, se requieren medidas especiales de asistencia. Una atención especial a la prestación integral y eficaz de asistencia a través de los servicios públicos también es importante. Los sistemas de protección social han sido llamados a afrontar muchos de los desafíos de la crisis, al mismo tiempo que sus puntos débiles se han hecho más evidentes”.

Insistió en que “debe garantizarse la protección de los trabajadores y de los más vulnerables mediante el respeto de sus derechos esenciales, incluido el derecho de la sindicalización”.

“Mirando al futuro, es fundamental que la Iglesia, y por tanto la acción de la Santa Sede con la Organización Internacional del Trabajo, apoye medidas que corrijan situaciones injustas o incorrectas que afectan a las relaciones laborales, haciéndolas completamente subyugadas a la idea de ‘exclusión’, o violando los derechos fundamentales de los trabajadores”.






Afirmó que “la Santa Sede apoya una regulación uniforme aplicable al trabajo en todos sus diferentes aspectos, como garantía para los trabajadores”.

En ese sentido, subrayó que “es necesario entender correctamente el trabajo”. En primer lugar, “el trabajo va más allá de lo que tradicionalmente se ha conocido como ‘empleo formal’”.

“La falta de protección social de los trabajadores de la economía informal y de sus familias los vuelve particularmente vulnerables a los choques, ya que no pueden contar con la protección que ofrecen los seguros sociales o los regímenes de asistencia social orientados a la pobreza. Las mujeres de la economía informal, incluidas las vendedoras ambulantes y las trabajadoras domésticas, sienten el impacto del COVID-19”.

Por lo tanto, “es muy necesario garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal y preste especial atención a las necesidades particulares de las mujeres y de las niñas”.

El segundo elemento para una correcta comprensión del trabajo: “si el trabajo es una relación, entonces tiene que incorporar la dimensión del cuidado, porque ninguna relación puede sobrevivir sin cuidado”.

“Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras”.

Además de una correcta comprensión del trabajo, continuó argumentando el Papa en su mensaje de video, “salir en mejores condiciones de la crisis actual requerirá el desarrollo de una cultura de la solidaridad, para contrastar con la cultura del descarte que esta en la raíz de la desigualdad y que aflige al mundo”.

Por último, recordó a los empresarios “su verdadera vocación: producir riqueza al servicio de todos” y, al mismo tiempo, invitó a los sindicatos a no corromperse porque, “cuando un sindicato se corrompe, ya esto no lo puede hacer, y se transforma en un estatus de pseudo patrones, también distanciados del pueblo”.

Conoce la intención de oración del Papa Francisco para septiembre de 2021

Para el mes de setiembre de 2021, el Papa Francisco anima a los fieles a unirse a su intención de oración para pedir por un “estilo de vida ...