El Papa pide a Unión Europea defender familia, vida y “curar inevitables achaques”

Papa Francisco / Foto: Bohumil Petrik (ACI Prensa)

VATICANO, 24 Mar. 17 / 05:34 pm (ACI).- Europa necesita defender “la vida con toda su sacralidad” para encontrar esperanza, afirmó el Papa Francisco a los líderes de la Unión Europea (UE) reunidos en Roma, a quienes llamó también a “curar los inevitables achaques” propios de los 60 años que han transcurrido desde el inicio de este sueño europeo.

El Santo Padre recibió este viernes en el Palacio Apostólico a 27 jefes de estado y de gobierno de la UE, que se encuentran en la capital italiana para conmemorar los 60 años de los Tratados de Roma, firmados el 25 de marzo de 1957 por Alemania Federal, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos, y que dieron inicio a la Comunidad Económica Europea.

“Con el aumento general de la esperanza de vida, los sesenta años se consideran hoy como el tiempo de la plena madurez. Una edad crucial en la que estamos llamados de nuevo a revisarnos”, afirmó Francisco en su discurso.

En ese sentido, señaló, “también hoy, la Unión Europea está llamada a un replanteamiento, a curar los inevitables achaques que vienen con los años y a encontrar nuevas vías para continuar su propio camino”.

“Sin embargo –aseguró–, a diferencia de un ser humano de sesenta años, la Unión Europea no tiene ante ella una inevitable vejez, sino la posibilidad de una nueva juventud. Su éxito dependerá de la voluntad de trabajar una vez más juntos y del deseo de apostar por el futuro”. En ese sentido, indicó que a los líderes les “corresponde discernir el camino para un ‘nuevo humanismo europeo’, hecho de ideales y de concreción. Esto significa no tener miedo a tomar decisiones eficaces, para responder a los problemas reales de las personas y para resistir al paso del tiempo”.

En su discurso, el Santo Padre recordó que tras la Segunda Guerra Mundial, los líderes de la época “tuvieron fe en las posibilidades de un futuro mejor” e idearon el proyecto que en la UE es hoy una realidad.

“El origen de la idea de Europa –afirmó– es ‘la figura y la responsabilidad de la persona humana con su fermento de fraternidad evangélica, [...] con su deseo de verdad y de justicia que se ha aquilatado a través de una experiencia milenaria’”.

Sin embargo, lamentó que los europeos hayan “perdido la memoria de ese esfuerzo”, y que por ejemplo, del deseo de derribar muros, pasean ahora a la discusión de “cómo dejar fuera los ‘peligros’ de nuestro tiempo”, comenzando por los inmigrantes que huyen de la guerra y la pobreza en búsqueda “de un futuro para ellos y sus seres queridos”.

Asimismo, advirtió del peligro de los modernos populismos, que “florecen precisamente por el egoísmo, que nos encierra en un círculo estrecho y asfixiante y no nos permite superar la estrechez de los propios pensamientos ni ‘mirar más allá’”.

Francisco aseguró que “el antídoto más eficaz” contra estos populismos es la solidaridad, pues ella “comporta la conciencia de formar parte de un solo cuerpo, y al mismo tiempo implica la capacidad que cada uno de los miembros tiene para ‘simpatizar’ con el otro y con el todo”.

“La solidaridad no es sólo un buen propósito: está compuesta de hechos y gestos concretos que acercan al prójimo, sea cual sea la condición en la que se encuentre”, señaló.

Ante los líderes europeos, el Pontífice también advirtió que “sin una verdadera perspectiva de ideales, se acaba siendo dominado por el temor de que el otro nos cambie nuestras costumbres arraigadas, nos prive de las comodidades adquiridas, ponga de alguna manera en discusión un estilo de vida basado sólo con frecuencia en el bienestar material”.

En ese sentido, recordó que “la riqueza de Europa ha sido siempre su apertura espiritual y la capacidad de plantearse cuestiones fundamentales sobre el sentido de la existencia”. “La apertura hacia el sentido de lo eterno va unida también a una apertura positiva, aunque no exenta de tensiones y de errores, hacia el mundo”, añadió.

Por ello, el Santo Padre aseguró que Europa encontrará esperanza cuando invierta en el desarrollo y en la paz, que implica no un conjunto de técnicas productivas, sino la defensa de la dignidad humana en todos sus aspectos.

“Europa vuelve a encontrar esperanza cuando se abre al futuro (…), cuando invierte en la familia, que es la primera y fundamental célula de la sociedad. Cuando respeta la conciencia y los ideales de sus ciudadanos. Cuando garantiza la posibilidad de tener hijos, con la seguridad de poderlos mantener. Cuando defiende la vida con toda su sacralidad”, afirmó.

Finalmente, el Papa renovó “la cercanía de la Santa Sede y de la Iglesia a Europa entera, a cuya edificación ha contribuido desde siempre y contribuirá siempre”.


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