Papa Francisco junto a jóvenes seminaristas
Crédito: Daniel Ibañez (ACI Prensa)
VATICANO, 05 May. 17 / 11:41 am (ACI).- En la audiencia que concedió a los miembros del Pontificio Colegio Pío Rumano, el Papa Francisco dijo a los futuros sacerdotes que el seminario “es el gimnasio” en el que se entrenan para dar la vida.
El Santo Padre recibió al Colegio por los 80 años de la fundación de esta institución que se encarga de la formación de los futuros sacerdotes de la Iglesia Greco-Católica Rumana.
El Pontífice resaltó luego que “robusteciendo vuestra memoria eclesial –señaló Francisco–, ayudarán a vencer una peligrosa tentación que podría presentarse: la de caer en la mediocridad, la de contentarse con una vida normal donde todo va adelante sin prisa, sin ardor”.
Por el contrario, “un Pastor, como discípulo configurado en Cristo que ha dado la vida hasta el fin, no puede permitirse el conformarse con una vida mediocre”. Así, “sea siempre vuestro Colegio un ‘gimnasio’ donde entrenarse para entregar la vida con disponibilidad”.
Por lo tanto, “custodiar la memoria, no es simplemente recordar el pasado, sino poner las bases para el futuro, para un futuro de esperanza. Si no custodiamos la memoria terminaremos en la mediocridad del clericalismo”, advirtió.
El Papa valoró también el renacimiento de la Comunidad Católica Oriental de Rumanía después de “haberse resentido durante los trágicos sucesos de la persecución atea”. Superado el período comunista, la Iglesia “asistió a un bello renacimiento y, en los últimos años, se ha abierto a nuevos fieles”.
Francisco recordó a los fieles de la Iglesia Greco-Católica Rumana que “esta historia, hecha de grandes testimonios de fe y de momentos de prueba, de inviernos duros y primaveras fértiles os pertenece. Es necesario custodiarla, no para permanecer anclados en el pasado, sino para vivir los eventos que en cada época se presentan para el sostenimiento de una memoria evangélica”.
“Hay mucha necesidad de alimentar la esperanza cristiana, aquella esperanza que entrega una nueva mirada capaz de descubrir y de ver el bien también cuando ha sido oscurecido por el mal”, afirmó también el Santo Padre.
Francisco deseó también a los presentes “que vuestra casa sea un cenáculo donde el Espíritu haga misioneros de esperanza, portadores contagiosos de la presencia del Resucitado, valientes en la creatividad y nunca desanimados ante los problemas y la carencia de medios”.
Solidaridad con cristianos de oriente
El Santo Padre también se solidarizó con los cristianos perseguidos de Oriente Medio y expresó su deseo de abrazarse a las familias y a todos los fieles cuyas vidas se han visto duramente golpeadas por la violencia.
Así lo hizo ante estudiantes coptos de Egipto, sirio católicos y caldeos de Irak y Siria, y melquitas y maronitas del Líbano y Palestina pertenecientes al Pontificio Colegio Sant’Efrem, inaugurado en 2003 para hospedar a seminaristas y sacerdotes de lengua árabe provenientes de las Iglesias Orientales Católicas.
Estos estudiantes se encontraban junto a miembros de la Comunidad del Pontificio Colegio Pío Rumano de Roma, en cuya sede se hospedan.
“Ante vosotros -dijo el Papa- pienso en la situación en la que se encuentran tantos fieles de vuestras tierras, tantas familias que son obligadas a abandonar sus casas o se ven afectados por la violencia y el sufrimiento”.
“Deseo abrazarme de forma especial a estos hermanos y hermanas, junto con vuestros Patriarcas y Obispos”, subrayó.