En sus palabras previas al rezo del Ángelus, frente a 20.000 peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró que es el camino del servicio el “que conduce al Cielo”.
La reflexión del Santo Padre se enfocó en el Evangelio de este domingo, en que los hermanos Santiago y Juan le piden sentarse a la derecha e izquierda de su trono.
La respuesta de Jesús a Santiago y Juan, recordó el Papa, fue decirles que “‘ustedes no saben lo que piden’. Y mientras ellos hablaban de ‘trono de gloria’ en el cual sentarse junto a Cristo Rey, Él habla de un ‘cáliz’ para beber, de un ‘bautismo’ a ser recibido, es decir de su pasión y muerte”.
“Santiago y Juan, siempre apuntando al privilegio esperado, dicen de impulso: ‘¡sí podemos!’. Jesús preanuncia que su cáliz lo beberán y su bautismo lo recibirán, es decir, ellos también, como los otros apóstoles, participarán en su cruz, cuando llegue el momento. Sin embargo –concluye Jesús– ‘sentarme a mi derecha o a mi izquierda no es para mí concedérselo; es para aquellos para quienes fue preparado’. Como si dijera: ahora síganme y aprendan el camino del amor ‘con pérdida’, y el Padre celestial se hará cargo del premio”.
Luego, indicó Francisco, “Jesús se da cuenta de que los otros diez apóstoles están enojados con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le ofrece la inspiración para una lección que se aplica a los cristianos de todos los tiempos”.
“Él dice: ‘ustedes saben que aquellos que son considerados los gobernantes de las naciones dominan sobre ellos y sus líderes los oprimen. Pero no es así entre vosotros; pero el que quiera ser grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será esclavo de todos’”.
Para el Papa, el mensaje de Jesús es muy claro: “mientras los grandes de la Tierra construyen ‘tronos’ para el poder propio, Dios elige un trono incómodo, la cruz, de donde reinar dando la vida: ‘El Hijo del Hombre –dice Jesús– no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos’”.
Por eso, subrayó el Santo Padre, “el camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros lugares, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a la Iglesia”.
“Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad a una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez”.
“Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino que conduce al Cielo”, concluyó.