El Papa Francisco presidió en el cementerio romano Laurentino la Misa por la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, en la que señaló que “hoy es un día para hacer memoria, para recordar a aquellos que han caminado antes que nosotros, que nos han acompañado, que nos han dado la vida”.
En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre las tres dimensiones de la vida: pasado, futuro y presente. Sobre la primera dimensión, pasado, señaló que “la memoria es aquello que hace fuerte a un pueblo, porque se siente enraizado en un camino, enraizado en una historia, enraizado en un pueblo”.
“La memoria nos hace comprender que no estamos solos, que somos un pueblo que tiene historia, que tiene pasado, que tiene vida. Memoria de muchos que han compartido con nosotros un camino, que están aquí”, señaló.
Sobre la segunda dimensión, futuro, explicó que está estrechamente vinculada a la esperanza. “Hoy también es un día de esperanza”, destacó. Recordó que en la segunda lectura del día se habla de “un cielo nuevo, una tierra nueva y la santa ciudad de Jerusalén nueva”.
“Esperanza de encontrarnos, esperanza de llegar a donde está el amor que nos ha creado, donde está el amor que nos espera, el amor de padre”.
Finalmente, citó la tercera dimensión, el presente, “el camino que debemos hacer, que hacemos. ¿Y cómo recorrer el camino sin equivocarnos? ¿Dónde están las luces que me ayudarán a no equivocarme de camino? ¿Cuál es el navegador que el mismo Dios nos ha dado para no equivocarme de camino? Son las bienaventuranzas que en el Evangelio Jesús nos ha enseñado”.
“Estas bienaventuranzas, la mansedumbre, la pobreza de espíritu, la justicia, la misericordia, la pureza de corazón…, son las luces que nos acompañan para no equivocarnos de camino. Ese es nuestro presente”.
El Papa terminó su homilía pidiendo al Señor “la gracia de no perder nunca la memoria, de no esconder nunca la memoria: memoria de persona, memoria de familia, memoria de pueblo. Que nos dé el don de la esperanza, porque la esperanza es un don suyo”. “
“Y que nos dé la gracia de comprender cuáles son las luces que nos acompañarán en el camino para no equivocarnos, y así llegar a donde nos esperan con tanto amor”, expresó.
El Papa Francisco rezó ante tumbas de niños no nacidos y de niños fallecidos en sus primeros años de vida, en el conocido como “Jardín de los Ángeles”, dentro del cementerio romano de Laurentino.
Con motivo del Día de todos los Fieles Difuntos, el Santo Padre celebrará una Misa en el cementerio romano de Laurentino, en la periferia romana, pero antes de comenzar la ceremonia eucarística quiso acercarse al sector conocido como “Jardín de los Ángeles”, donde están enterrados los cuerpos de niños no nacidos.
El Pontífice no ha pronunciado ningún discurso, simplemente recorrió las tumbas, ofreció un ramo de flores y rezó durante algunos minutos antes de dirigirse a la iglesia de Jesús Resucitado donde le esperaba el Vicario de Roma, Cardenal Angelo de Donatis.
El Laurentino es el cuarto cementerio romano en el que el Santo Padre celebra la Misa de difuntos. En los años 2013, 2014 y 2015 la Misa tuvo lugar en el cementerio monumental del Verano. En 2016 en el cementerio de Prima Porta, y en 2017 en el cementerio americano de la localidad de Nettuno (al sur de la capital italiana).
¿Por qué se conmemora a los difuntos? Sacerdote explica 3 razones
El sacerdote mexicano Sergio Román publicó un artículo en el que explicó 3 razones por las que los católicos celebran el Día de los Fieles Difuntos.
1.- Tradición permanente de la Iglesia
En el texto difundido por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el sacerdote explicó que la celebración de los fieles difuntos es una “tradición permanente en la Iglesia, lo mismo que celebrar la Santa Misa por ellos”.
“Considerando que la muerte de un cristiano es en realidad su nacimiento al cielo, los primeros cristianos acostumbraron reunirse ante la tumba de sus hermanos difuntos en el día del aniversario de su muerte y celebraban la Misa por ellos, sobre todo si habían dado testimonio de Cristo con su martirio. Gracias a esa tradición sabemos la fecha del martirio de muchos de nuestros santos”, explica el presbítero.
El P. Román dijo que la costumbre mexicana de dar una comida a los difuntos es similar a una costumbre pagana romana antigua, que con el tiempo se cristianizó y que ahora se ha asumido en México así.
2.- Los difuntos siguen siendo miembros de la Iglesia
El sacerdote indicó también que “al celebrar a los fieles difuntos al día siguiente de la celebración de Todos los Santos la Iglesia nos quiere enseñar que tanto los que ya están en el cielo, santos todos ellos aunque no estén canonizados, como los que están en el purgatorio, siguen siendo miembros de la Iglesia”.
El P. Román precisó que entre todos los fieles católicos “hay una comunicación de dones que se llama ‘Comunión de los santos’. Seguimos unidos a Cristo por el Espíritu Santo, seguimos siendo hermanos, hijos de un mismo Padre”.
3.- Se les ama ayudándolos a salir del purgatorio para ir al cielo
Recordar y conmemorar a los fieles difuntos es importante especialmente si es que están en el purgatorio, que puede considerarse como una antesala del cielo.
El sacerdote mexicano resaltó que “el purgatorio es ya el cielo… pero todavía no. A la presencia de Dios solo llega lo santo, lo limpio. Ante Él no debe haber ni la más mínima sombra del pecado. Por los méritos de Jesús se nos perdonan nuestros pecados”.
En el purgatorio, el alma del difunto se purifica para llegar al cielo.