El Papa Francisco señaló este 8 de marzo, día internacional de la mujer, que “la mujer es quien hace hermoso el mundo, lo cuida y lo mantiene vivo” por lo que “si amamos el futuro, si soñamos con un futuro de paz, debemos dar espacio a las mujeres”.
Así lo dijo durante la audiencia concedida a una delegación del Comité Judío Estadounidense (en inglés American Jewish Committee) encabezada por el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch.
“Hoy, 8 de marzo, me gustaría decir algo sobre la insustituible contribución de las mujeres en la construcción de un mundo que es el hogar de todos. La mujer es quien hace hermoso el mundo, lo cuida y lo mantiene vivo. Trae la gracia que hace nuevas las cosas, el abrazo que incluye, la valentía de donarse”, dijo el Papa.
Además, el Santo Padre afirmó que “la paz es mujer. Nace y renace de la ternura de las madres. Por eso el sueño de la paz se realiza mirando a la mujer” y explicó que “no es por casualidad que en la narración del Génesis, la mujer haya sido sacada de la costilla del hombre mientras duerme. La mujer, es decir, tiene origen cerca del corazón y en el sueño, durante los sueños. Por eso trae al mundo el sueño del amor. Si amamos el futuro, si soñamos con un futuro de paz, debemos dar espacio a las mujeres”, animó.
Durante su discurso en la Sala del Consistorio del Vaticano, el Papa Francisco recordó la Declaración del Concilio Vaticano II ‘Nostra aetate’ sobre el diálogo de la Iglesia Católica con el judaísmo y destacó que “cultivar a través del tiempo buenas relaciones fraternas es un don y al mismo tiempo una llamada de Dios”.
Por ello, el Papa dijo que “estamos llamados a construir juntos un ambiente de hogar, de familia, eligiendo con todas nuestras fuerzas el amor divino, que inspira respeto y aprecio por la religiosidad de los demás. No es ‘buenismo’, es nuestro futuro”, afirmó.
No al antisemitismo
Por otro lado, el Papa Francisco manifestó su preocupación por “la propagación en muchos lugares de un clima de maldad y de rabia, en el que se arraigan excesos perversos de odio” y se refirió en particular a los ataques antisemitas en varios países por lo que reiteró que “es necesario estar atentos a este fenómeno. La historia nos enseña hasta donde pueden llegar las actitudes, incluso ligeramente perceptibles, del antisemitismo: la tragedia humana de la Shoah, en la que fueron aniquilados dos tercios de los judíos europeos”.
“Repito que para un cristiano cualquier forma de antisemitismo es una negación de los orígenes, una contradicción absoluta. Debemos hacer como aquel padre, que había visto cosas trágicas y no se cansaba de transmitir a sus hijos los fundamentos del amor y del respeto. Y debemos mirar al mundo a través de los ojos de las madres, con la mirada de la paz”, alentó.
En este sentido, el Santo Padre explicó que en la lucha contra el odio y el antisemitismo, una herramienta importante es el diálogo interreligioso “encaminado a promover el esfuerzo por la paz, el respeto mutuo, la defensa de la vida, la libertad religiosa y la salvaguarda de la creación”.
“Los judíos y los cristianos también comparten una rica herencia espiritual, que nos permite hacer muchas cosas buenas juntos. En un momento en que Occidente está expuesto a un secularismo despersonalizado, corresponde a los creyentes buscar y colaborar para hacer más visible el amor de Dios por la humanidad”, exhortó el Papa.
En esta línea, el Pontífice dijo que en un mundo “donde la distancia entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho aumenta de día en día, estamos llamados a cuidar de los hermanos más indefensos: los pobres, los débiles, los enfermos, los niños, los ancianos”.
Al finalizar, el Papa resaltó la importancia de la formación de las generaciones futuras en el diálogo judeo-cristiano. “El compromiso común en el campo de la educación juvenil es también una herramienta eficaz para combatir la violencia y abrir nuevos caminos de paz con todos”.