Tras viajar en helicóptero desde el Vaticano a la diócesis de Camerino, el Santo Padre fue recibido por el Arzobispo local, Mons. Francesco Massara, y otras autoridades civiles.
Después, el Papa Francisco visitó algunas familias en la localidad de Cortine y entró a las viviendas de emergencia (SAE) en donde saludó a algunas familias que viven allí.
Posteriormente, el Pontífice visitó la catedral dañada por el terremoto y rezó ante una estatua rota de la Virgen María.
Luego, el Santo Padre celebró la Misa en una plaza localizada en las cercanías de la catedral dañada en donde fue recibido afectuosamente por los habitantes.
En su homilía, el Santo Padre recordó la importancia de la esperanza a las personas que han sido afectadas por el terremoto y los animó a recordar que Dios no se ha olvidado de ellos.
“El recuerdo es una palabra clave para la vida. Pidamos la gracia de recordar cada día que no hemos sido olvidados por Dios, que somos sus hijos amados, únicos e insustituibles: recordarlo nos da la fuerza de no rendirnos ante las contrariedades de la vida”, alentó el Papa.
En esta línea, Francisco invitó también a “recordar cuánto valemos, de frente a las tentaciones de entristecernos” y exhortó a eliminar los recuerdos negativos del pasado.
“Los recuerdos malos llegan, incluso cuando no los pensamos; pero pagan mal: dejan solo melancolía y nostalgia”, advirtió el Pontífice quien exclamó: “¡Cuánto es difícil liberarnos de los malos recuerdos!”.
Pedir esperanza al Espíritu Santo
Ante esto, el Papa Francisco sugirió invocar al Espíritu Santo para recibir la esperanza plena, que “no es pasajera”, que no es “tampoco optimismo”, sino que “nace más en profundidad”.
“¿De cuál esperanza se trata? No es una esperanza pasajera. Las esperanzas terrenas son fugaces, tienen siempre la fecha de vencimiento” explicó el Papa quien destacó que la esperanza del Espíritu Santo es una esperanza “que se basa en la fidelidad de Dios”.
En este sentido, el Santo Padre señaló que esta esperanza “reaviva en el fondo del corazón la certeza de ser valiosos porque somos amados e infunde la confianza de no estar solos”.
“Es una esperanza que deja en el interior paz y alegría, independientemente de lo que sucede afuera. Es una esperanza que tiene raíces fuertes, que ninguna tempestad de la vida puede erradicar. Es una esperanza, dice hoy San pablo, que ‘no defrauda’, que da la fuerza para superar toda tribulación”, explicó el Papa.
De este modo, el Santo Padre animó a pedir al Señor su cercanía y recordó que este domingo la Iglesia Universal celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad.
“La Trinidad nos dice que no tenemos a un Dios solitario allá en el cielo, distante e indiferente, ¡no! Es Padre que nos ha dado a su Hijo, que se hizo hombre como nosotros y, que, para ser aún más cercano, para ayudarnos a cargar los pesos de la vida, nos manda a su mismo Espíritu. Él, que es Espíritu, viene en nuestro espíritu y así nos consuela desde dentro”, afirmó.
Por ello, el Papa Francisco explicó que viajó a esta zona para “estarles cercano; estoy aquí para rezar con ustedes a Dios que se recuerda de nosotros, para que ninguno se olvide de quien está en dificultad”.
“Rezo al Dios de la esperanza, para que aquello que es inestable en la tierra no haga vacilar la certeza que tenemos dentro. Rezo al Dios cercano, para que suscite gestos concretos de proximidad”, confió el Papa quien recordó que han pasado casi tres años de este desastre y el riesgo es que se olviden las promesas iniciales. “El Señor en cambio empuja a recordar, reparar, reconstruir, y a hacerlo juntos, sin olvidarse nunca de quien sufre”, concluyó.
Entre los testimonios de santidad a los que se refería el Pontífice se encuentran: San Venanzio, San Severino, San Ansovino, San Nicolás de Tolentino, San Pacífico y Beata Battista Varano.
“Pienso también en las numerosas figuras de ‘santos de al lado’ que no han sido beatificados ni canonizados, pero que han apoyado -y sostienen- y que han transformado a las familias y comunidades con la fuerza de su vida cristiana”, expresó el Papa.
En esta línea, Francisco animó a rezar juntos la oración mariana del Ángelusy confío a la “entera comunidad diocesana a la Virgen Santa, venerada en numerosos Santuarios y que invocan especialmente con el título de ‘Santa María en Camino’ (en italiano: ‘Santa Maria in Via’)”.
“Ella que animó con su presencia materna la primera comunidad de los discípulos de Jesús, ayude también a la Iglesia de hoy a dar buen testimonio del Evangelio”, añadió.
Además, el Papa saludó con afecto a los numerosos fieles presentes y extendió su saludo cordial a “los enfermos, los ancianos, los encarcelados y a todos aquellos que, a través de la radio y la televisión, se unieron espiritualmente a la Misa” recién celebrada.
Por último, el Pontífice agradeció a quienes trabajaron en la organización de esta “breve, pero intensa visita” en la Arquidiócesis de Camerino – San Severino de Las Marcas (Le Marche).
“Deseo enviar un saludo especial y un estímulo a los habitantes de San Severino Marche, que saludaré desde lo alto al sobrevolar en helicóptero su ciudad”, concluyó.