El Papa Francisco pidió una sociedad más justa, más solidaria y más fraterna en la Jornada Mundial del Refugiado 2019, promovida por las Naciones Unidas y que se celebra este 20 de junio.
En un mensaje publicado en su cuenta oficial de Twitter @Pontifex el Santo Padre destacó que apoyar a los refugiados es una “ocasión para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más solidaria, más fraterna y una comunidad cristiana más abierta, de acuerdo con el Evangelio”.
Asimismo, antes del rezo del Ángelus el domingo 16, el Papa Francisco recordó que esta Jornada Mundial promovida por las Naciones Unidas es una invitación a todos “a la solidaridad con los hombres, las mujeres y los niños que huyen de guerras, persecuciones y violaciones de derechos fundamentales”.
En esta línea, el Pontífice lanzó un llamado a la comunidad internacional para que “nuestras comunidades eclesiales y civiles sean cercanos a ellos y atentos a sus necesidades y a sus sufrimientos”.
Por este motivo, la ciudad de Roma ha sido anfitriona durante esta semana de diferentes iniciativas eclesiales a favor de los migrantes que han solicitado el reconocimiento de “refugiado” o que incluso ya lo han obtenido, pero que continúan afrontando dificultades en los países que los han recibido.
Tal fue el caso de una iniciativa promovida por el Servicio Jesuita de Refugiados (JRS) en Italia, conocido como el Centro Astalli, que se llevó a cabo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma el 17 de junio.
En esa ocasión, cientos de personas del mundo eclesial reflexionaron sobre la situación del refugiado en Europa y cómo la sociedad y la pastoral de los migrantes ayudan a una mejor acogida e integración.
Uno de los panelistas fue el prior de la Comunidad de Bose, Luciano Manicardi, quien ilustró pasajes de la Biblia en los que se anima a recibir y dar un buen trato al extranjero, a respetar su dignidad humana y sus derechos.
“El diálogo permanece siempre un recurso para salir de las lógicas de la violencia, del no reconocimiento de la humanidad del otro”, explicó Manicardi, que alertó sobre “el gran riesgo de pensar que quienes llegan de fuera, son menos humanos que nosotros”.
En este sentido, Luciano Manicardi destacó el magisterio del Papa Francisco y animó a los ambientes políticos y eclesiales a dar más espacio a la voz del Pontífice sobre el tema de los migrantes.
Vigilia de oración “Morir de Esperanza”
Otra iniciativa eclesial con ocasión de la Jornada Mundial del Refugiado fue la vigilia de oración en la Basílica de Santa María in Trastevere de Roma presidida por el prefecto del Dicasterio Laicos, Familia y Vida, Cardenal Kevin Farrell.
Durante el evento fueron recordadas las más de 38 mil personas que han fallecido en el Mar Mediterráneo intentando escapar de sus países para llegar a Europa desde 1988.
Ante esta “tragedia de la humanidad”, los organizadores de la vigilia de oración explicaron algunas propuestas concretas para ayudar a los migrantes. Por ejemplo, la Comunidad de San Egidio relató el modelo de los “corredores humanitarios” que permitieron llegar seguros a Europa a unas 2.500 personas.
En la vigilia de oración participaron voluntarios que ayudan en las instituciones de la Iglesia Católica a favor de los refugiados en Italia. También asistieron numerosos migrantes que perdieron familiares y amigos en naufragios ocurridos en el Mar Mediterráneo.
La Comisión de Migrantes e Itinerantes de la Conferencia Episcopal Argentina expresó que “nadie puede ser indiferente” al dolor de millones de refugiados y migrantes forzados a salir de sus países.
“Es una herida que clama al Cielo y por eso no queremos que nuestra palabra sea la indiferencia y el silencio”, expresó la comisión episcopal con motivo del Día del Refugiado este 20 de junio.
“Más cuando se constata que son muchos millones los refugiados y los demás migrantes forzados que piden la protección internacional, sin contar a las víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud en manos de organizaciones criminales. Nadie puede ser indiferente ante este dolor”, agregó.
A través de un mensaje, la comisión expresó “su cercanía y fraternidad hacia todos aquellos que se ven obligados a vivir la dramática experiencia de vida en la que deben abandonar compulsivamente su patria, sus hogares, para poder reencontrar paz y seguridad en otros países”.
Asimismo, recordó las palabras que el Papa Francisco dirigió durante el Pacto Mundial por unas Migraciones Seguras, Ordenadas y Regulares del 30 de marzo de 2019 que invitan a devolver al migrante “un rostro, una historia, una razón por la que ha decidido dejar su tierra. Un migrante no es más humano o menos humano, en función de su ubicación a un lado o a otro de una frontera”.
La comisión episcopal encomendó a la Virgen Madre de los Migrantes, la protección de todos los refugiados para “que los cuide y acompañe, los proteja y los defienda, y les haga conocer y sentir que “están siempre en el centro del corazón de la Iglesia”.
La comisión de la CEA pidió que las palabras del Santo Padre “nos conceda a cada uno de nosotros en este dolor de tantos hermanos, el ‘deseo concreto y real de involucrarnos con sabiduría, en vez de permanecer en silencio, a ayudar en lugar de aislar, a construir en lugar de abandonar’”.