El Papa Francisco asistió esta tarde, de forma privada, a las exequias de una profesora amiga suya en Roma.
“En la tarde de hoy a las 15:00 horas, el Santo Padre Francisco se ha dirigido en forma privada a la parroquia romana de San Giuseppe al Nomentano para participar en las exequias de la profesora Maria Grazia Mara, amiga suya, fallecida ayer” a los 95 años de edad, indica un comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano.
“Al final de la Misa, el Santo Padre ha saludado a algunos de los presente, para luego volver al Vaticano alrededor de las 16:15”, concluye el texto.
El 16 de febrero de este año, en un discurso dirigido a los agustinos que celebraban los 50 años del Instituto patrístico Augustinianum en Roma, el Papa se refirió a la profesora.
“Me gustaría saludar también a tantos profesores eméritos, que no están aquí, pero que han dejado huella en el Instituto. Y me viene a la memoria la profesora María Grazia Mara que enseñó tantas cosas y que a los 95 años sigue publicando y da catequesis a los niños”, dijo entonces el Pontífice.
En aquella oportunidad, el Papa también se refirió a uno de los fundadores del Instituto, el Cardenal Prosper Grech, fallecido ayer 30 de diciembre en Roma.
“Sus homilía son muy sencillas. Los sabios, cuando llegan a esa edad, se vuelven de una sencillez grandiosa, que hace tanto bien. Gracias a todos los ancianos, a los profesores que están jubilados”, dijo el Papa Francisco en febrero.
El Papa Francisco afirmó que Dios decidió cambiar la historia con su Hijo a partir del vientre de una pobre y pequeña mujer de su pueblo, la Virgen María.
“Cuando Dios quiso hacer nuevas todas las cosas por medio de su Hijo, no comenzó en el templo sino en el vientre de una pequeña y pobre mujer de su pueblo. ¡Es extraordinaria esta elección de Dios!”, señaló el Santo Padre en la homilía de las Vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios, esta tarde en la Basílica de San Pedro.
Dios, resaltó el Papa, “no cambia la historia a través de los hombres poderosos de las instituciones civiles o religiosas, sino a partir de las mujeres de la periferia del imperio como María y de los vientres estériles como el de Isabel”.
“La Madre de Dios es la Madre de la Iglesia y su ternura materna alcanza a todos los hombres. En la ciudad, Dios ha puesto su tienda y de allí nunca se ha alejado. Su presencia en la ciudad, también en esta nuestra ciudad de Roma, ‘no debe ser fabricada sino descubierta, develada’”, continuó.
El Pontífice dijo asimismo que es necesario pedirle a Dios la “gracia de ojos nuevos, capaces de una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra a Dios que habita en las casas, calles y plazas. Los profetas advierten de la tentación de reducir la presencia de Dios solo al templo cuando Él vive en medio de su pueblo, camina con él y vive su vida”.
El Santo Padre también indicó que “estamos llamados a encontrar a los otros y ponernos en escucha de su existencia, de su grito de ayuda. ¡La escucha es ya un acto de amor! Tener tiempo para los otros, dialogar, reconocer con una mirada contemplativa la presencia y la acción de Dios en sus existencias, testimoniar con los hechos más que con las palabras la vida nueva del Evangelio, es verdaderamente un servicio de amor que cambia la realidad”.
De este modo, continuó Francisco, “en la ciudad y también en la Iglesia circula aire nuevo, el deseo de volver al camino, de superar las viejas lógicas de contraposición y las barreras, para colaborar juntos, edificando una ciudad más justa y fraterna. No debemos tener miedo ni sentirnos inadecuados para una misión tan importante”.
“Recordémoslo: Dios no nos elige por nuestra ‘astucia’, sino porque somos y nos sentimos pequeños”, subrayó.
“Quisiera esta noche que nuestra mirada sobre la ciudad de Roma tenga el punto de vista de la mirada de Dios. El Señor se goza al ver cuántas realidades de bien se realizan cada día, cuántos esfuerzos y cuánta dedicación hay al promover la fraternidad y la solidaridad”, prosiguió.
El Papa dijo también que “Roma no es solo una ciudad complicada con muchos problemas, desigualdades, corrupción y tensiones sociales. Roma es una ciudad en la que Dios manda su Palabra, que se anida por medio del Espíritu en el corazón de sus habitantes y los anima a creer, a esperar pese a todo, a amar luchando por el bien de todos”.
“Pienso en las muchas personas valientes, creyentes y no creyentes, que he encontrado en estos años y que representan el ‘corazón palpitante’ de Roma. Realmente Dios nunca ha dejado de cambiar la historia y el rostro de nuestra ciudad a través del pueblo de los pequeños y de los pobres que la habitan: Él los elige, los inspira, los motiva a la acción, los hace solidarios, los alienta a activar redes, a crear lazos virtuosos, a construir puentes y no muros".
Finalmente el Papa agradeció a Dios "por su Gracia que nos ha sostenido en este año" y animó a que "con alegría elevemos a Él nuestro canto de alabanza".
Luego de las Vísperas, se entonó el tradicional himno del Te Deum, el Santo Padre presidió la adoración eucarística e impartió la bendición con el Santísimo Sacramento.
El Papa Francisco recomienda esto para hacer el balance del año
El Papa Francisco hizo una importante recomendación para hacer el balance del año 2019 que termina este martes 31 de diciembre.
Es bonito detenerse ante del #BelénNavideño y confiarle al Señor nuestra vida, hablarle de las personas y de las situaciones que llevamos en el corazón, hacer con Él el balance del año que termina, contarle nuestras expectativas y preocupaciones.
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“Agradezcamos a Dios por su gracia que nos ha sostenido en este año y con alegría elevemos a Él un canto de alabanza”, indicó luego en un segundo tuit hoy.
Para dar ejemplo de lo dicho, el Santo Padre se dirigió al Belén o Pesebre Navideño que está en la Plaza de San Pedro, luego de la celebración de las Vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios que presidió en la Basílica Vaticana.
Al llegar a la Plaza, el Santo Padre se acercó a alguno de los fieles que lo esperaban, a quienes saludó y bendijo; especialmente a algunos niños.
En medio de un gran ambiente de alegría, Francisco conversó brevemente con algunas de las personas provenientes de diversos países como Argentina, Italia, Colombia, Brasil y México, entre otros, a quienes también regaló un Rosario.
El Pontífice también bendijo a una mujer española embarazada, que dará a luz a su bebé en abril y que llevará por nombre Ignacio.
Tras los saludos, Francisco rezó brevemente en silencio ante el Pesebre y luego un funcionario le explicó algunos detalles del Belén.
Al retirarse el Santo Padre saludó y bendijo nuevamente a los fieles presentes en la Plaza, que emocionados pugnaban por estrechar su mano.