VATICANO, 02 Abr. 17 / 06:00 am (ACI).- Durante el rezo del Ángelus, finalizada la Misa en la Piazza Martiri de la ciudad italiana de Carpi, el Papa Francisco lamentó la situación de violencia en la República Democrática del Congo y pidió el fin de ese sangriento conflicto.
“Continúan llegando noticias de sangrientos combates violentos en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo, combates que están provocando víctimas y desplazados y que también golpean a las personas y propiedades de la Iglesia: iglesias, hospitales, escuelas…”, lamentó el Santo Padre.
“Ofrezco mi cercanía a esta nación y exhorto a todos a rezar por la paz con el fin de que los corazones de los responsables de estos crímenes no permanezcan esclavos del odio y de la violencia”, señaló.
La región de Kasai es un área central de la República Democrática del Congo donde en los últimos meses se han intensificado los actos de violencia después de que, el pasado mes de agosto, las fuerzas de seguridad abatieran al líder de la milicia Kamuina Naspu.
Desde entonces, según informa la ONU, han muerto más de 400 personas víctimas de la violencia y más de 200 mil han huido de sus hogares.
La semana pasada, unos 30 policías murieron en una emboscada. Además, aparecieron muertos dos enviados de la ONU y su intérprete.
La República Democrática del Congo se encuentra al borde de la guerra civil debido a la negativa de su presidente Joseph Kabilia, a abandonar el poder. Su mandato, finalizado a finales de 2016, se prorrogó con el argumento de que los problemas económicos y de seguridad del país impedían la celebración de nuevas elecciones.
El Papa Francisco se encuentra este domingo de visita en la ciudad de Carpi. En la Misa celebrada en la Piazza Martiri, frente a la Catedral, invitó “a salir de los sepulcros de la tristeza y de la desesperanza para tomar el camino del Señor, que es la resurrección y la vida”.
En su comentario al Evangelio del día, sobre la resurrección de Lázaro, el Pontífice indicó que “es xtraño, pero a menudo preferimos estar solos en las grutas oscuras que tenemos dentro antes de invitar en ellas a Jesús. Somos tentados a buscarnos siempre a nosotros mismos, profundizando en la angustia, lamiéndonos las llagas antes que ir a Él”.
El Santo Padre pidió entonces que “no nos dejemos aprisionar por las tentaciones de permanecer solos y desconfiados y llorando por lo que sucede; no cedamos a la lógica inútil e inconcluyente del miedo, al repetir resignado que va todo mal”.
En este sentido, pidió imitar a Cristo, quien “en medio de la desolación general por la muerte de Lázaro, Jesús no se deja transportar por el desconsuelo”.