A 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial el Papa Francisco recuerda la “masacre inútil”


Concluido el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco recordó que “hoy es el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, que mi predecesor Benedicto XV llamó ‘masacre inútil’”.
“Por este motivo, hoy, a las 13:30, hora italiana, las campanas sonarán en todo el mundo, incluso las de la Basílica de San Pedro”, señaló.

El Santo Padre indicó que “la página histórica de la Primera Guerra Mundial es una advertencia severa para que todos rechacen la cultura de guerra y busquen todos los medios legítimos para poner fin a los conflictos que aún sangran en varias regiones del mundo”.

“Parece que no aprendemos”, lamentó.

La “hoy es el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, que mi predecesor Benedicto XV llamó ‘masacre inútil’”.

La Primera Guerra Mundial, que se libró del 28 de julio de 1914 hasta el 11 de noviembre de 1918, enfrentó a países como Estados Unidos, Francia, Rusia y Gran Bretaña con el Imperio austrohúngaro, el Imperio alemán, el Imperio otomano e Italia.

Se estima que nueve millones de militares y siete millones de civiles murieron a causa de la guerra.

El Papa alentó a que “mientras oramos por todas las víctimas de esa terrible tragedia, digamos con fuerza: ¡invirtamos en la paz, no en la guerra!”.

“Y, como signo emblemático, tomamos el del gran San Martín de Tours, que recordamos hoy: se cortó el manto en dos para compartirlo con un hombre pobre. Este gesto de solidaridad humana nos indica a todos el camino para construir la paz”, indicó.

De capellán en la Primera Guerra Mundial a Papa, lo que no sabías de la vida de Juan XXIII   

Angelo Giuseppe Roncalli nació en Bérgamo, Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue el cuarto hijo de un total de catorce hermanos, del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli y Marianna Giulia Mazzolla quienes trabajaban como granjeros. El ambiente religioso de su familia y la vida parroquial le proporcionaron a Angelo una adecuada formación cristiana.

Ingresó al Seminario de Bérgamo en 1892. En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar e hizo su profesión en 1897. De 1901 a 1905 fue alumno en el Pontificio Seminario Romano. En 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo. En 1905 fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Monseñor Giacomo Radini Tedeschi y al año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Durante la Primera Guerra Mundial, ejerció primero como sargento médico y más tarde como capellán militar. En 1921, fue llamado desde Roma por el Papa Benedicto XV para ocupar el cargo de Presidente de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.

El Papa Pío XI lo designó Arzobispo de Areopoli y enviado oficial para Bulgaria el 3 de marzo de 1925. En Bulgaria, realizó su labor apostólica visitando las comunidades católicas y estableciendo relaciones de respeto y estima con otras comunidades cristianas, en especial de la Iglesia Ortodoxa. Su labor fue tan fructífera que se le designó Delegado Apostólico para Bulgaria en 1931.

En 1934 fue designado Arzobispo títular de Mesembria y en 1935 fue nombrado Delegado Apostólico para Turquía y Grecia. Fue muy destacada su intervención para socorrer a miles de judíos de la persecución nazi mientras servía como Delegado Apostólico del Vaticano en Turquía durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1944 el Papa Pío XII lo nombró Nuncio Apostólico de Francia. Gracias a su cortesía, su sencillez, su buen humor y su amabilidad pudo resolver los problemas y conquistar el corazón de los franceses y de todo el Cuerpo Diplomático.

En 1953 el Papa Pío XII lo creó Cardenal, siendo designado tres días después como patriarca de Venecia.

En este cargo solía navegar por los canales de la ciudad sin la vestimenta de cardenal, y detenerse para hablar con los gondoleros, las prostitutas y menesterosos, quienes le contaban sus problemas.

El 28 de octubre de 1958, contando con casi 77 años, el Cardenal Roncalli fue elegido Papa ante la sorpresa de todo el mundo. Escogió el nombre de Juan en honor al evangelista San Juan.

Ni los cardenales ni el resto de la Iglesia esperaban que el temperamento alegre, la calidez y la generosidad del Papa Juan XXIII cautivarán al mundo.

Fue el primero que ejerció su ministerio de Obispo de Roma visitando personalmente las parroquias de su diócesis. Al cabo de dos meses de haber sido elegido Papa visitó por Navidad a los niños enfermos de los hospitales Espíritu Santo y Niño Jesús y al día siguiente fue a visitar los prisioneros de la cárcel Regina Coeli.

En su primera medida de gobierno redujo los estipendios y la vida de lujo dentro del Vaticano. Asimismo, dignificó las condiciones laborales de los trabajadores en el Vaticano y por primera vez nombró cardenales indios y africanos.

En 1959 en la Basílica de San Pablo Extramuros el Papa Juan XXIII anunció el Concilio Vaticano II, el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico. Este Concilio fue inspirado en la figura del Papa Pío IX precursor del Concilio Vaticano I.

En 1960 se reunió en el Vaticano durante una hora con el Arzobispo de Canterbury, Monseñor Geoffrey Francis Fisher. Era la primera vez en más de 400 años, desde la excomunión de Isabel I, que la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra se reunía con el Papa. Durante su Pontificado nombró 37 nuevos cardenales, entre los cuales por primera vez un tanzano, un japonés, un filipino, un venezolano, un uruguayo y un mexicano.

Juan XXIII escribió ocho encíclicas

Ad Petri Cathedram (29 de junio de 1959)

Sacerdotii Nostri Primordia (1 de agosto de 1959)

Grata Recordatio (26 de septiembre de 1959)

Princeps Pastorum (28 de noviembre de 1959)

Mater et Magistra (15 de mayo de 1961)

Aeterna Dei Sapientia (11 de noviembre de 1961)

Paenitentiam Agere (1 de julio de 1962)

Pacem in terris (11 de abril de 1963).

Su magisterio social en las encíclicas Mater et Magistra y Pacem in terris fue profundamente apreciado. En ambas pastorales se insiste sobre los derechos y deberes derivados de la dignidad del hombre como criatura de Dios.

El 11 de octubre de 1962 el papa Roncalli abrió el Concilio Vaticano II en San Pedro. Este Concilio cambiaría el rostro del catolicismo con un nuevo acercamiento al mundo y un nuevo ecumenismo.

Desde la apertura del Concilio, el Papa Juan XXIII enfatizó la naturaleza pastoral en transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos (“Aggiornamento”), buscar los caminos de unidad de las Iglesias cristianas y establecer diálogo con el mundo moderno.

En 1963 se anunció públicamente que el Papa padecía cáncer al estómago. Falleció el 3 de junio de 1963. Se le recuerda como el Papa bueno" o como "el Papa más amado de la historia".

Fue sucedido por Pablo VI, quien en 1965 inició el proceso de beatificación del Papa Juan XXIII después de la clausura del Concilio Vaticano II. Fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000, junto con el papa Pío IX. Su fiesta litúrgica se celebra el 11 de octubre, día de la apertura del Concilio Vaticano II.

El 5 de julio de 2013 el Papa Francisco firmó el decreto que autorizó la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII. Ambos papas fueron canonizados por el Papa Francisco el 27 de abril día de la Fiesta de la Divina Misericordia.

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