El Papa Francisco destacó la importancia del papel de los laicos católicos en la política al reflexionar sobre la concepción cristiana de la vida social y de la vida pública.
Así lo dijo el Santo Padre en un mensaje escrito a los participantes de la conferencia internacional que se realiza del 14 al 16 de junio en la isla italiana de Sicilia con el tema “la actualidad de un compromiso nuevo” inspirada en el legado del sacerdote italiano Luigi Sturzo.
P. Luigi Sturzo fue un sacerdote y político italiano, secretario general de Acción Católica, interesado por la participación y la aportación de los católicos a la política y creador junto con Alcide de Gasperi del Partido Popular italiano, cuna de la Democracia Cristiana. En 2017 se cerró la fase diocesana de su causa de beatificación.
En su mensaje el Papa señaló que “este centenario nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la concepción cristiana de la vida social y sobre la caridad en la vida pública de acuerdo con el pensamiento, la vida y las obras del Siervo de Dios Don Luigi Sturzo”.
Para este sacerdote, el Pontífice explicó que “la tarea de informar cristianamente la vida social y política corresponde sobre todo a los laicos cristianos que, a través de su propio compromiso y en la libertad que tienen en este campo, llevan a cabo las enseñanzas sociales de la Iglesia, desarrollando una síntesis creativa entre la fe y la historia que encuentra su punto de apoyo en el amor natural vivificado por la gracia divina”.
Además, el Santo Padre explicó que P. Sturzo “de una manera muy original, trató de lograr una ‘ortopraxis’ cristiana de la política, basada en una relación correcta entre la ética y la vida teológica, entre la dimensión espiritual y la dimensión social”.
“Su enseñanza y su testimonio de fe no deben olvidarse, especialmente en un momento en que la política debe tener amplias miras para enfrentar la grave crisis antropológica”, alentó el Papa.
Por ello, Francisco recordó algunas de las ideas de la antropología social de P. Sturzo, como fueron, la primacía de la persona sobre la sociedad, de la sociedad sobre el Estado y de la moralidad sobre la política; la centralidad de la familia, la defensa de la propiedad con su función social como requisito de libertad; la importancia del trabajo como derecho y deber de todo hombre; la construcción de una paz justa a través de la creación de una verdadera comunidad internacional.
“Estos valores se basan en el supuesto de que el cristianismo es un mensaje de salvación que se encarna en la historia, que se dirige a todo el hombre y debe influir positivamente tanto en la vida moral privada, como en la pública”, explicó el Papa.
De este modo, el Santo Padre aprovechó la ocasión para recordar que “la sociedad italiana se construye cuando sus diversas riquezas culturales pueden dialogar en forma constructiva: aquella popular, académica, juvenil, artística, tecnológica, económica, política, mediática”.
“Recuerden además que el mejor modo para dialogar no es hablar y discutir, sino el hacer algo juntos, construir juntos, hacer proyectos: no solos, entre católicos, sino juntos a todos aquellos que tienen buena voluntad”, afirmó.
En este sentido, el Papa animó a los participantes de esta conferencia internacional a continuar con “la cultura del encuentro y del diálogo” y proseguir con su compromiso de “cristianos llamados a interpretar los signos de los tiempos a la luz del Evangelio”.
