Papa Francisco pide aprender a despedirse en la vida


El Papa Francisco destacó el testimonio del Nuncio Apostólico en Argentina fallecido recientemente en Roma y animó a los Representantes Pontificios de la Santa Sede a “aprender a despedirse” al vivir desapegados de los bienes materiales y a dar siempre un buen testimonio.


Así lo dijo el Santo Padre al presidir la Misa del funeral de Mons. Léon Kalenga Badikebele, Nuncio Apostólico en Argentina desde 2018, quien falleció en Roma el pasado 12 de junio.

Se trató de una solemne Ceremonia Eucarística celebrada por el Papa Francisco en el altar de la cátedra de la Basílica de San Pedro junto a todos los Representantes Pontificios de la Santa Sede, quienes han estado reunidos en el Vaticano esta semana por petición del Papa.

En su homilía, el Pontífice reflexionó sobre “el decir adiós al hermano” que es como decir “te dejamos ir hacia Dios, ir a las manos de Dios”

“La Biblia nos dice en el libro de la Sabiduría que el alma de los justos está en las manos de Dios, que son las manos más bellas, llagadas de amor, y nosotros confiamos a nuestro hermano en las manos de Dios”, expresó el Papa.


Además, destacó la oración “de despedida”. “La despedida del pastor” porque el pastor “se despide de su pueblo, de su rebaño”, refiriéndose a un pasaje del Evangelio en el cual el apóstol Pablo se despide de los ancianos de Éfeso y ellos lloraban.

“La despedida del pastor, el pastor se despide con el propio testimonio: ‘ustedes saben cómo me he comportado con ustedes durante todo este tiempo, esta es mi vida’ dice el pastor al rebaño. ‘Juzguen ustedes el testimonio’. El pastor se despide. Hizo ver que su vida es una vida de obediencia a Dios y he aquí que ‘forzado’ por el Espíritu voy a otra parte, y está el Espíritu que me ha llevado y que me lleva, como una columna vital del pastor”, dijo el Papa.

En esta línea, el Santo Padre señaló que “el pastor se despide también con un testimonio de ‘desapego’. Acostumbrado a no estar apegado a los bienes de este mundo, a no estar apegado a la mundanidad: ‘yo sé que no verán más mi rostro, pero testimonio delante a ustedes que yo soy inocente de tantas cosas’, y se separa de ellos. Ahora son adultos -como diría el pastor-, vigilen sobre ustedes mismos, sobre el rebaño, vigilen, luchen, son adultos, los dejo solos, vayan hacia adelante”, describió.

Después, Francisco explicó que “como hermano y padre, el pastor se despide con la profecía: ‘estén atentos, porque después de mi partida vendrán lobos… y se defenderán solos sin el pastor”.

En este sentido, el Pontífice destacó que el pastor “al final reza, y los confía a Dios, y de rodillas con sus presbíteros, reza”, como lo hizo el apóstol Pablo.

“Hoy pensamos en todas estas cosas, y quizá nuestro hermano León, nos dirá y dirá a su pueblo -de Argentina, de El Salvador, de los otros lugares a donde fue- ahora: los confío a Dios”.

Por ello, el Papa recordó también otra despedida, “la despedida de Jesús, que es una despedida en esperanza: ‘voy a preparar un lugar’. La separación es provisoria, es temporal: ‘yo voy hacia adelante, el rebaño vendrá después, voy a prepararles un lugar, yo voy a donde yo quisiera que todo el pueblo llegase, voy a prepararles un lugar, la esperanza’, explicó.

Por último, el Santo Padre recordó una frase de la espiritualidad que aprendió en el noviciado que decía que “la vida es un camino para aprender a morir” y afirmó que “eso iba bien en aquella espiritualidad”.


“A mí me gusta decir que la vida nos enseña a despedirnos, aprender a despedirnos. Veamos cómo se despiden los pastores, como Jesús, como Pablo, como tantos, como León, también nosotros aprendamos a dar los pasos para despedirnos, -pequeñas despedidas, de cambio de misión, y de la gran despedida al final-. Que el Señor nos conceda a todos esta gracia: aprender a despedirnos, que es una gracia del Señor”, concluyó en su homilía el Papa.

Al término de la Eucaristía, el Santo Padre esparció agua bendita e incienso ante el ataúd y posteriormente rezó el responso final en latín.

Después de que el Papa junto a los numerosos concelebrantes se marcharon del altar, un grupo de religiosas africanas, entonaron cantos según la tradición local de los funerales.

Mons. Léon Kalenga Badikebele nació en Kamina, República Democrática del Congo, el 17 de julio de 1956. Fue ordenado sacerdote el 5 de septiembre de 1982 e incardinado en la Diócesis congoleña de Leubo. Fue nombrado Nuncio Apostólico en Argentina por el Papa Francisco el 17 de marzo de 2018 y llegó a Buenos Aires el 21 de junio de 2018.

El pasado 21 de mayo la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) había convocado a los católicos a una cadena ininterrumpida de oración para pedir por la salud del Nuncio. Mons. Kalenga falleció en la tarde del 12 de junio tras permanecer internado en Roma, en estado crítico.

Tras su fallecimiento, la CEA destacó que Mons. León “sirvió con entrega generosa y profundo amor de pastor” y encomendó su alma a la Virgen de Luján.

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